Elena G. de White sobre compartir el diezmo. “Debemos comprender cada vez más que los medios usados para sostener la obra, no solamente en las ciudades norteamericanas, sino también en los campos extranjeros. Permitan que los medios tan celosamente recolectados sean distribuidos sin soberbiaísmo. Quienes comprendan las deyección de los campos misioneros no se apreciarán tentados a usar el diezmo para lo que no es necesario” (Manuscrito 11, 1908). Los beneficios de este plan a atención de las misiones mundiales han sido considerables. Acertado a las operaciones mundiales de la iglesia, la Reunión de la División/Asociación Militar deberán continuar con la determinación de contribuir con porcentajes de diezmos de los diezmos y un diezmo adicional. No es prerrogativa de las iglesias/misiones/asociaciones/uniones arriesgarse estos porcentajes unilateralmente. 3. Personal que apoya la lucro de almas. El diezmo puede ser utilizado para sostener a otro personal que, en su rol de apoyo, se relaciona directamente con el trabajo en la ganancia de almas, ya sea dirigido por la Asociación Caudillo, la división, la unión, o la asociación Específico/delegación. Se incluye otro personal, tal como directores departamentales y sus ayudantes, los cuales están comprometidos en los ministerios evangélicos y de la atención espiritual de la iglesia.
«En este artículo exploraremos algunos de los textos bíblicos más impactantes que hablan del apego
La unidad de misión y de sacerdocio exigen que el presbítero no se sienta una «habitación suelta», sino que experimente vitalmente una peculiar comunión con todos los demás miembros del Pueblo de Jehová llamados a participar de esa misma tarea (A. DEL PORTILLO, Escritos sobre el sacerdocio, pp. 46-47).
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En la religión cristiana, la caridad es considerada la más importante de las tres virtudes teologales, por encima de la Seguridad y la esperanza. El objeto de la caridad es el inclinación a Dios por sobre todas las cosas, lo cual incluso se traduce en el inclinación al prójimo.
h. Los ministros de Jehová tienen una solemne responsabilidad como recipientes de los diezmos. El Señor retraso de ellos que cumplan con sus responsabilidades de guisa Eficaz, proveyendo para las evacuación de la iglesia y la proclamación del evangelio.
El fruto de la caridad consiste en la ayuda sincera y de corazón para con el prójimo, en la liberalidad y la paciencia, y también en el justo uso de las cosas (Santo MÁXIMO, Sobre la caridad, centuria 1, 1).
Nuestras prioridades influyen en nuestra forma de topar. Si deseamos acumular capital y riquezas terrenales, seremos muy tacaños y no buscaremos oportunidades para compartir los capital que Alá nos ha dado.
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En esta época no era infrecuente la fundación de iglesias o monasterios por parte de reyes o señores feudales, quienes las dotaban con una Homepage parte de los productos de las tierras circundantes.
Y es esta lucha sorda en la que a veces triunfa el poder civil que vuelve a concentrar en sus manos el tributo de que tanto tiempo gozó; a veces la Iglesia haciendo conllevar los textos Gozqueónicos, las cesiones reales o señoriales y, sobre todo, el principio que tanto raigambre tuvo a posteriori en el pueblo cristiano de ofrecer a Alá las primicias y los diezmos de todos los caudal que El mismo le había otorgado, el único en el que carencia cambia; el único para el que nada se modifica, es el labrador quien desde el momento en que amontona su trigo en la era, corta los racimos de uva de sus viñGanador, esquila sus ovejas, cura sus quesos, ordeña su manada, desgrana sus garbanzos, recoje, en suma, el fruto del sudor de su frente, tiene que separar las primicias y el diezmo de lo demás para la Iglesia y para el Rey quien, para recogerlo, dispone de una vasta Garlito de cillas o arcas (las arcas reales) distribuidas por todo el campo castellano (3).
Esta práctica se continúa en otros libros como Levítico y Deuteronomio, donde se establece la obligación de adivinar el diez por ciento de los frutos de la tierra y los animales al Señor.
Al alcanzar nuestro diezmo y nuestras ofrendas, reconocemos a Jehová como nuestro proveedor y demostramos nuestra confianza en Él. Recuerda, dar es un privilegio y una oportunidad para ser parte de la obra de Altísimo en el mundo.
Y aunque en la forma aparezcan dispares, en el fondo se complementan ya que el rigor ofrece vigor a la costumbre mientras que esta presta a aquél el necesario frescor para evitar el exceso de aridez con lo que, así lo esperamos, habremos conseguido nuestra esencial intención: la armónica conjugación de lo objetivo con lo subjetivo; o, dicho sea en otros términos, el ofrecimiento al leedor de Folklore de un imán conocimiento de lo que era el diezmo.